Constantes y Variables – Sexta Novillada en Arroyo.

De Colombia, Juan Manuel Noreña.

Baja el nivel de resultados al que nos ha tenido últimamente acostumbrados la ganadería de la familia De Haro. No obstante ello, en una nueva jornada sabatina en Tlalpan, se renueva el interés por apreciar las virtudes y la sutil diferencia de una concepción distinta del novillo de lidia.

Por: Luis Eduardo Maya Lora

Sabado 8 de Octubre.- Seria, más aún, es la segunda mitad de la novillada que envían los hermanos De Haro González, Antonio y Vicente, a Tlalpan. Digo esto porque los dos primeros novillos son poco menos redondeados que el resto, además en maravillosa capa cárdena muy clara.

Más que cárdenos, lo hemos dicho siempre, los toros tlaxcaltecas tienen impregnado el tono de los encinos llorones que derraman el heno, algo de ello se impregna en su capa que recuerda ineludiblemente a Don Manuel de Haro Caso, el de la barba florida, mucho de su carácter se refleja hoy también en su estampa.

Tal es el caso del novillo, bautizado atinadamente “Fuerza Padilla”, que enfrenta Xavier Gallardo, el novillero hidalguense que aparece por vez tercera en el coso sureño. El novillo, no sencillo, ofrece una primera embestida buena pero a partir de la segunda recorta el viaje y Gallardo no alcanza a solventar tal dificultad a partir de ganar pasos y embarcar sin brusquedades. A cada intento el novillo se descompone hasta acabar a peor. Con razón dicen que al toro de Tlaxcala hay que hacerle todo demasiado bien. Dos avisos.

Una de las frustraciones veraniegas responde al nombre de Adrián Padilla. El leonés apenas va recuperándose de la terrible lesión de clavícula y es ahora cuando reaparece casi un año después. El sitio, bien marcado hace un año parece no encontrarlo ahora, incluso, hay que consignar, que parece fuera de forma. Gilberto Ruiz Torres le cambia el tercio sin esperar al novillero cuyo cárdeno enemigo se pone áspero y acude vacilante a los devaneantes capotes sostenidos por dubitativos banderilleros.

Padilla lo intenta, se esfuerza, hay momentos donde parece recordar las antiguas sensaciones de los caminos de ayer pero su ahogo y la exigencia de un novillo que se va para arriba, impiden acople y principalmente mando. El de León se queda a veces en el rango de la mala intención del astado y de milagro sale de los remates en los que el cárdeno se queda muy por dentro. Desesperación tras pinchar al grado de aventar los trastos y mucho más trabajo por realizar en pos de recuperar el sitio, porque la clase siempre la habrá de tener.

Ilusiona el tercero, todo un novillo, tras ser recibido de capa por el colombiano Juan Manuel Noreña que va a los medios y cierra atinadamente su intervención de recibo. A veces los toros tlaxcaltecas cambian de un tiempo a otro y de momento a momento, este cárdeno obscuro y facado, lo hace antes de entrar al caballo. Crece la expectación luego del quite por tafalleras, no obstante una parte del alumbrado de la Plaza cae a un costado del novillo sin consecuencias y, por supuesto, ante la ilusión de la mayoría.

Brinda Noreña y la cosa apunta a crecer. Pero con novillos de este origen hay que tener muy en claro lo que se tiene que hacer, sin redondeces de más ni exagerados cites por la espalda ni creer que se tratan de novillo “comunes”, no. Es de notar que hay que tragar en la línea del novillo,  no estorbarle y procurar empaparlo de trapo sin brusquedad. Noreña se sorprende al notar el bajón del toro pero no alcanza a solventarle.

Pese al feo detalle de omitir el añadido y no matar atinadamente, fue sacado a saludar y por su cuenta se dio una vuelta al ruedo injustificada.

Quedaba solo esperar al portugués Paco Velásquez, nombrado igual que aquel famoso Paco Mendes, también lusitano, y que ha caído como fresco vaso de verde viño. Porque saluda preciso y andando a la verónica a un novillo con dos mazorcas por pitones, mal construido y corto de cuello. El torero, al que da la impresión de no calzarle bien la montera, quita a pies juntos, destocado, pero con calidad y deja mostrar al novillo sus pocas cualidades al acudir a los capotes.

En la muleta el toro sosea, mira por encima del palillo y un detalle que tuvo casi toda la novillada y que suelen tener algunos toros de este hierro, acabar las embestidas con la cara arriba como queriéndose escurrir. No obstante Paco hecha para adelante, sus muletazos surgen a partir, no del toque, sino del movimiento encelador de la mano al frente que hace al novillo recorrer con temple distancias que parecen inalcanzables. Velásquez se queda en el sitio pero se frena el toro y no hay ligazón. No importa para un novillero dispuesto y valiente.

Mata dilatadamente pero la vuelta, esta sí, es plena como la entrega del público que seguramente esperará la repetición del torero portugués, pues ha sido una constante repetir y dar oportunidad a los que la merecen.

Lo variable es el toro, lo inmutable, debe ser, la disposición y la entrega. Aún los de la capa, ayer gris, sean emisarios fieles de la Diosa Fortuna. Que por algo, tienen derecho a serlo.

Twitter: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza Antonio Velázquez – Arroyo. Sábado 8 de Octubre de 2011. Sexta Novillada de la XXI Temporada. Media entrada.

4 novillos, 4 de De Haro, uno de regalo (Divisa tabaco y oro) Disparejos de presentación, muy rematados tercero y cuarto. Débil el primero y soso. Con poder el resto pero con problemas el segundo, bueno el tercero, noble y difícil el cuarto.

Los novilleros Xavier Gallardo (Blanco y plata con remates negros) Palmas tras dos avisos. Adrián Padilla (Nazareno y oro) Silencio tras aviso. Juan Manuel Noreña (Blanco y plata) Palmas. Paco Velásquez (Grana y oro) Vuelta.

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