Por Luis Cuesta – De SOL y SOMBRA.
Miguel Aguilar tuvo una tarde soñada en la Plaza México, especialmente frente a su primer novillo de la ganadería de Marrón, un astado noble que embestía dócilmente a la muletilla que le ofrecía Aguilar. La tomó bien y el hidrocálido se la ofreció mejor. Naturales despaciosos, redondos desmayados se ganaron la admiración de la afición, en una faena donde hubo momentos importantes y mientras la faena aumentaba de intensidad, la admiración se hacía asombro en tendido, entre estupor y pasmo. Algunos taurinos se daban codazos y convenían que allí había torero. ¡Toreo, al fin! Después de días, que parecieron siglos de mediocridades, derechazos infinitos e insufribles pegapases, ¡el toreo por fin! Toreo bueno, además. Toreo por todo lo alto. Y como uno no cree en las causalidades, y sí en los astros, el destino y la providencia divina, esto de Aguilar es señal premonitoria de grandes acontecimientos futuros.
Lo cantó el poeta: uno, dos y tres… Tres novilleros, con tres tres novillos en tres versiones distintas del arte de torear.
Hector Gutierrez estuvo a punto del triunfo con el segundo de su lote, pero luego lo mató de mala manera; mientras que Diego San Román solo pudo dar algunas señales de su toreo ante tres novillos deslucidos y mansos de libro de Marrón.
Pero lo grande del festejo sucedió en el segundo de la tarde, cuando Aguilar puso al público en pie con sus derechazos, naturales, pases de pecho y de la firma al noble novillo de Marrón -que recibió un arrastre lento polémico- todo pletórico de estética. Dos orejas se llevaría de este astado y una mas de su segundo, que le permitieron abrir la Puerta del Encierro de par en par.
Lo que ha sido una verdadera pena fue que tanto Gutierrez y San Román se fueran en blanco del lujoso festejo, ya que se encontraron con muy poco toro, lo que puso a un sector del público de uñas. Una cosa es el juego, que no puede ser previsible, y otra es la presentación. En resumidas cuentas, no podemos estar de acuerdo con que los administradores de los novilleros pidieran esta ganadería y aunque no se perdió del todo la apuesta, quizás se pudieron hacer las cosas de otra manera.
Al final ha sido una tarde importante y un gran acierto de la empresa el haber conformado este cartel con una tercia de novilleros que promete mucho. Ojalá que la empresa de la Plaza México que comanda el matador Mario Zulaica, la repita el próximo domingo. Seguramente se superaría la entrada y el buen ambiente del día de ayer.
Es lo que digo yo.
Twitter @LuisCuesta_
Una respuesta a “Es lo que digo yo: Una faena soñada para Miguel Aguilar.”
espero que a Miguel Aguilar SI LE DEN FECHAS y no le pase que de su hermano que siendo un torerazo por falta de fechas se sicuido