Por Puntillero
Faltan muletas y a veces sobran toros de lidia, fallan los trastos cuando aciertan los toros y tal contradicción presenta una nueva reflexión de cara al inminente cierre de Temporada en La México. La tardía llegada de Juan Bautista vuelve a alumbrar la idea de que hay ciertos toreros que tendrían que tener un mejor sitio, siendo necesario revestirles de la importancia que su misma categoría debería de darles. Ayer el francés al menos respetó el principio de dar la cara, por segundo año consecutivo, con una corrida de toros lisa y llana.
Sonoramente transcurrían los últimos momentos previos a la apertura de la puerta de cuadrillas de La México. En ese momento, bajo amenazantes y vaporosas nubes de oriente, los presentes palmearon fuerte al rematarse “Currito de la Cruz” de forma sensacional. Merecidas las palmas, pues a pesar de que en varios momentos durante la Temporada nuestra Banda ha sido omisa en rendir tributo a la labor torera con dianas rematadas, esta ocasión bordó el mencionado pasodoble en directa y precisa alusión a Pepín Martín Vázquez, a quien recordar obligado resultaba.
Ayer uno de los matadores de toros en retiro admirados por el que esto escribe, bajaba las escaleras rumbo a las barreras de sombra, con torería, claro. Raúl García, el de Monterrey, es de los casos extraños que han indultado dos toros en la Plaza México, el famoso “Comanche” de Santo Domingo y el no menos célebre “Guadalupano” de Las Huertas. Villa Carmela, en recuerdo a don Luis Javier Barroso, bautizó sus toros con nombres alusivos a ese recordado ganadero, incluso con otro “Guadalupano” (el cuarto en esta temporada) que hizo las veces de tercero.
Y fueron precisamente tercero y sexto los que compusieron el lote insustancial de la corrida incluso por hechuras. Sobre todo las del tercero: corto de cuello, cuesta arriba su lomo y flojo de remos. Con ello bajó la intensidad. Al cárdeno sexto procedía devolverle al salir lastimado del toril e inválido tras la suerte de varas y Jorge Ramos, juez de plaza, aguantó indebidamente. Recomiendo que la mano que sostiene la espada de la autoridad, no tiemble en momentos como este. La flojedad aparente y tangible no debe condenar a los aficionados al suplicio con el que remató una tarde que había logrado momentos de notable interés. Con ello, Aldo Orozco tuvo la actuación que no esperábamos, demasiados apuros, brusquedad, poca calma y matando muy mal.
Cierto es que, en lo que para muchos significó una tarde sin interés, para los buenos aficionados representó una milagrosa oportunidad de ver toros al menos con edad. Tal como aconteció con Real de Saltillo, el toro pone las cosas en su lugar, tanto para los de seda y oro como para aficionados y críticos. Cada uno canta su condición, tal como lo hacen los toros tras ser castigados.
Así, dentro de las contradicciones que envuelven hoy al espectáculo taurino, una estriba en que hay un murmullo, lo escuché tras la referida corrida de Carlos Peralta y los encierros que Marcos García Vivanco lidió en México y en Puebla el viernes pasado, que si la preferencia de la afición se debe centrar en “chicos pero con juego” o “grandes y parados” Vaya tontería más grande. Los toros tienen o no trapío, son o no bravos, pero cuando el mundo de la producción nubla el entendimiento taurino nuestra visión se vuelve igualmente utilitaria, observamos la corrida de toros como ese acto de resultado estadístico, no como un arte. Se termina, como diría Don José Jiménez Latapí, por “tomar el arte por oficio” en gravísima contradicción.
La adicción al toreo, el “mal de montera” nace de la emoción que nos brinda el toro lidia. Por ello pedir que el toro tenga trapío y que además emocione no es más que tomar el tranco natural de las corridas de toros, el mismo que el primero aportó. Largo como ferrocarril, embestía como expreso, echaba las manos adelante y cabeceaba, tenía dos afilados y tocados puñales. Negro listón, además, tenía una marcada querencia accidental con el burladero de la contraporra y de matadores ahí se estrelló tirando cabezazos hasta cuatro ocasiones saliendo con las astas intactas en claro síntoma de edad, la que solo requiere se luzca para acreditarse indubitablemente.
Sin embargo, la edad del toro siempre pide las credenciales a los toreros. Se la pidió a Bautista que tuvo un piramidal e importante saludo de capa. Hasta seis lances aguantando derrotes y tragando paquete para luego lucir en plenos medios con la rebolera. “Buen Amigo” arreó en banderillas no obstante el buen trato de Curro Robles, le habían pegado fuerte y atrás como a todo el encierro. Entonces, el viento se interpuso entre la ligazón y los planteamientos muleteriles, solo un formidable pase del desdén fue lo único rescatable tras que el viento se cargara el entendimiento y claridad del francés quien cobró una gran estocada que hizo levantar pañuelos en petición atinadamente negada. Me habría gustado verle sin viento y en los medios con ese toro de presencia y respeto, de poder y dificultad que pusiera a prueba al diestro.
Nuevo examen, pero en otro tenor, representó el astracanado cárdeno, demasiado retacado para su conformación física de agradables hechuras pero sumamente enmorrillado que llegó al último tercio no con mala condición pero con el riesgo de derrumbarse por falta de fuerza. Sin embargo, Juan Bautista encontró la distancia y el pulso adecuados para no derrumbar con la mano derecha y comenzó primero arriba y luego a media altura con la magnífica llave del temple.
Luego con la izquierda y más cerrado en tablas, mandando mucho con el brazo a ritmo y la muñeca en vuelo preciso, ligó Juan Bautista los mejores pases de la tarde. Encelado, no obstante su sosería, toreó con profundidad al de Villa Carmela hasta llevarle la cadera y recrearse en los pases de pecho luego de ofrecer casi de frente el engaño en el cite y echar al hombro contrario en el remate. Regresó a la diestra para culminar la obra con perfumados derechazos y perfilarse en la suerte contraria. A la contra nos fuimos tras dejar una estocada en el sótano, en contradicción con lo bien toreado, que impidió el premio (bien por el usía) No así la entrega en la vuelta.
Dos años seguidos en que el francés pincha. Dos años seguidos que no le hace asco a ningún encierro y espero que para la próxima cuente desde las primeras, pues la brisa de la marisma francesa y la sobria arquitectura romana de Arles marcan a un torero de precioso compás que debe y tiene que estar en mejor sitio. Solo de él dependerá no contradecirnos.
Y la contradicción mayor fue la de un lote serio e importante, con edad a raudales e interesante juego, bravo me atrevo a decir, que enfrentó López Rivera. Yo esperaba lo peor. Pero no obstante, puso y ofreció su enorme corazón, la falta de sitio, peor aún de ritmo y de soltura de movimientos impidió que le tomara la distancia al segundo, bravo y emocionante, al que dio los adentros y al que le pagaron con el puyazo trasero su juego inicial de bravo. Lesa torería. Hubiese sido mejor ver dos puyazos en lo alto. Vacilante y sobre piernas, intentó y no pudo.
Pero el toro de la corrida, por lo hermoso de tipo, lo ofensivo de cuerna y juego fue el quinto “Don Luis Javier” Cárdeno claro, bajo de cruz y con un fondo que manifestaba su edad, dobló contrario alguna vez y vendía cara a partir de la tercera embestida en adelante. Recargó fuerte y llegó a la muleta en el dilema de romper a bueno o rajarse. Antes el torero había ajustado su velocidad, sin exquisiteces en la caleserina pero con una media verónica artista y con temple que albergó cierta esperanza.
Iba a ser difícil que esto último acabara por reflejarse pues López Rivera no lo sometió sino lo dejó ir a su aire, no por el comienzo de faena sino porque los muletazos siguientes no resultaron largos ni con mando. Aún así el toro aguantó, mucho quizá, hasta que tanto cambio de terreno terminó por mostrarle el toril y refirmar su condición cambiante. Palmas para el toro, división para el de Monterrey, todo corazón pero con poco sitio. Sin embargo, de toros fáciles “que se dejan” “que se prestan y colaboran” la gente está harta, los “cronistas” parece que no. En mi caso ayer la “contradicción” del toro serio en La México me ha encantado.
Y más porque el toreo es una contradicción en sí misma. Se engaña (al toro) con la mayor verdad posible, se mata (al toro) para poder seguir viviendo, se alumbra en la sombra y surge, en medio de la sangre, la belleza. Pero eso es en el ruedo. Tras barreras “tomar al arte por oficio” se vuelve un despropósito, como cambiar la nobleza por la bravura o la categoría por la pose. El toro debería ser nuestro eje rector pero la contradicción taurina implica respetar en los despachos la naturalidad de los fines del toro de lidia: emoción y miedo, bravura y casta, para con ello poder al fin burlar sus embestidas con arte y verdad torera.
De otro modo el toreo no tiene sentido.
Twitter: @CaballoNegroII.
RESUMEN DEL FESTEJO.
Plaza México. Temporada Grande 2010-2011. Febrero 27. Décima octava de Derecho de Apartado. Un cuarto de Plaza en tarde fresca y con viento desde el primero. Cielo taurinamente encapotado pero sin preocupación de lluvia.
6 Toros, 6 de Villa Carmela (Divisa negra, amarillo y roja) desiguales de hechuras pero seria. Destacaron quinto, segundo y primero. A toda la corrida se le picó atrás y excesivamente. Aplaudidos en su arrastre los mencionados bureles.
Juan Bautista (Azul noche y oro) Saludos y vuelta. López Rivera (Rey y oro) Silencio y División. Aldo Orozco (Blanco y oro) Silencio tras aviso y Silencio. Curro Robles saludó tras banderillear al cuarto y destacó a la brega en el primero. También destacó en la brega de tercero y sexto el banderillero mexicano Edmundo Navarro.
4 respuestas a “El Principio de Contradicción. Décima Octava de la Temporada Grande”
Persiste la duda entre algunos aficionados si el matador Lopez Rivera salio al tercio en su primer toro. Ojala pudiera aclararnos esa situacion, porque en la ficha del festejo usted escribio: López Rivera: Silencio y División. Saludos Maestro.
Tal como consta en el siguiente vínculo: http://yfrog.com/gym1wxvj Se advierte que el diestro López Rivera aparece sobre el tercio de la Plaza México.
La foto es cordial cortesía de Mauricio Ledesma, aficionado de la Monumental a quien agradezco la anotación.
Sin embargo, de la misma no se puede desprender con absoluta certeza si el espada mencionado fue llamado a saludar como reconocimiento a su labor o solo agradeció la venia otorgada por parte de la autoridad que presidió. Como Usted sabe debe hacerse.
De cualquier modo, la reseña aquí publicada en todo caso habría de referirse a una salida por cuenta del diestro sin que sucitara reconocimiento alguno o a petición de la generalidad convocada, por ello éste reportero consignó el hecho como “Silencio”
Estoy dispuesto a rectificar cualquier situación que demuestre el error de origen por parte de “Puntillero”
Recia un cordial saludo y gracias por su preocupación.
Twitter: @CaballoNegroII
Gracias por la oportuna aclaracion, siempre puntual y precisa. Saludos.
Como siempre un gusto leerlo