Opinión: Se termina el año, y… ¡Nada de nada!

Por Xavier Toscano G. de Quevedo.

Viviendo la emoción del béisbol en nuestra ciudad mientras veía jugar a los Charros de Jalisco platicaba —sin distraerme del juego— con un vecino de butaca, que para mi sorpresa resultó ser aficionado a la Fiesta Brava. Su pregunta al escucharme hablar con tanta pasión sobre el Espectáculo Taurino se presentó rápidamente: ¿Qué sucede en estos tiempos en la fiesta de nuestro país?  Al escuchar su cuestionamiento y percatarme que seguía y además estaba muy al tanto de la fiesta —así, en minúsculas— en México, y que igualmente conocía de España y otras latitudes taurinas, en aquel momento lo fui encaminando para ver qué recordaba él de sucesos o detalles importantes de los festejos que se dieron en nuestra ciudad, así como también de los que van hasta el día de hoy, en la temporada de la Plaza México.

¿Qué recuerdos tienes de este año 2015?, le pregunte con curiosidad. ¿Has tenido la oportunidad de ir a la capital para ver algunos de sus “festejitos”? ¿Y aquí en Guadalajara también estuviste? Sí, me contestó sin titubeos, ya he asistido a varios en la capital, y además no falté a ninguno en “¿El Nuevo Progreso?” Entonces te reitero mi pregunta: ¿Qué recuerdos importantes almacenas en tu memoria?

Ante la insistencia en mi interpelación él empezó a dudar, y aguardando varios minutos, con la mirada fija en el campo de béisbol, y tratando de dar vueltas en su memoria, ya sin vacilaciones ni titubeos su respuesta fue contundente: ¡No, no recuerdo nada que me haya parecido importante, y mucho menos extraordinario! ¡Aquí en Guadalajara durante este año, y como ya es lo habitual en lo que llevamos de este nuevo siglo, una vez más salieron animales —que no toros— chicos y sin presencia, carentes de la más mínima bravura, cayéndose y sin fuerza, en resumen, sin la más mínima importancia! ¡Y déjame decirte que en México igual que aquí, o seguramente peor!

Así es, esta es nuestra amarga realidad, es la fiesta que venimos padeciendo, la que para vergüenza de los serios aficionados de nuestro país en España la censuran, o mejor dicho nos reprueban y critican con frases de algunos columnistas que dicen: “No es preciso más que ver la descara engañifa”… “son tardes en las que la escasa presencia de los bureles que allá se lidian, minimiza la emoción de lo que los toreros realizan”, y otras muchas más que sería interminable apuntarlas. Y estas opiniones vertidas de ultramar no son cuestiones de este año, “no”;  por el contrario, son las mismas observaciones que vienen señalando diferentes cronistas  españoles en las últimas dos décadas y media, principalmente por lo que sucede en la capital, en donde se han empecinado con verdadera saña empresa y autoridades a destruir el verdadero Espectáculo Taurino, y obviamente en mancuerna —¡Cómo que no, faltaba más!— con los demás empresarios de nuestro país.

Y continuábamos nuestra conversación entre este aficionado a la “tauromaquia y el béisbol”, y quien esto les platica, y el rumbo de los comentarios ahora él fue quien los encaminó para expresarme su punto de vista referente a cómo interpretaba los comentarios de algunos informantes de nuestra fiesta; con aparente calma, pero lo escuchaba en tono molesto, señalaba: la “mala intención” de muchos comunicadores que son auténticos hechiceros para distorsionar la realidad y jugar misteriosamente, creando verdadera confusión, y que además se avienen sin el más mínimo escrúpulo para ¡“Engrandecer”! los acontecimientos de una fiesta carente de total seriedad.

Quizás a todos estos “iluminados” les convendría recordar que sin la presencia en el ruedo de legítimos toros, con verdadera edad y marcada bravura, carece de todo sentido este espectáculo. Y lejos de que los aficionados se emocionen con sus crónicas —o charlatanerías— más bien lo que provocan es la risa e hilaridad de quienes los escuchan —pobrecitos paletitos— ya que se les olvida que todavía hay muchos aficionados en nuestro país quienes continúan asistiendo a las plazas, que ven y presencian los hechos y que con atinado juicio valoran y califican lo que verdaderamente acontece en los ruedos.

Pregonar sucesos importantes de nuestra Fiesta es adecuado, pero siempre con cordura y sensatez, sabiendo distinguir lo frívolo y superficial, con lo que realmente sí goza de legítima y auténtica calidad; pero empeñarse cínicamente con pretensiones de engañar ¿a quién, o para qué?

Hoy en nuestro planeta tan globalizado las noticias, las imágenes y los hechos viajan a la velocidad de la luz, están a la vista de todos, y por más palabras —locuacidades y verborreas— que se pretendan decir, es imposible engañar a nadie y mucho menos intentar jugar con su juicio e inteligencia.

¿Hasta cuándo continuarán estos informantes que transitan por todo nuestro territorio con sus nefastas fábulas y quimeras?  Si nadie, en ningún lado le concede el menor de los créditos, únicamente lo que vienen cosechando son burlas de los aficionados, y descredito en otros países. Sus yerros, patrañas y desaciertos no han logrado ningún objetivo positivo, quizás sólo a que juzguen nuestra fiesta como… “¡Divertida!”, porque lo que ellos tanto enaltecen, en los aficionados no ha dejada jamás ninguna huella, ¡nada de nada!

Finalmente, y cuando el partido estaba por concluir, me expresó con autoridad mi compañero de butaca en el campo de béisbol de Los Charros: ¡Amigo, algún día tendrán que entender este puñado de necios! que mientras en nuestras plazas no salgan auténticos Toros Bravos nada tendrá valor. A lo que le contesté: ¡Estamos totalmente de acuerdo!, ya que el único protagonista y eje central del espectáculo, es y siempre será su Majestad el Toro Bravo.

Fuente: http://opinion.informador.com.mx/Columnas/2015/12/09/se-termina-el-ano-y-nada-de-nada/

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