En Guadalajara: Tarde de medio tono; Sánchez fue el triunfador…

Por Francisco Baruqui.

El cielo sin una nube, azulado, con Sol y el viento brillando por su ausencia. Tarde, pues, que invitaba a toros, y más con el ánimo de iniciar la temporada en su primera parte, lo que hizo que el aforo se ocupara en un cuarto, por un público que animoso salió en medio tono; tono medio como fue el tenor del festejo.

La ganadería de Torreón de Cañas vino con una corrida terciada; tres toros con toda la barba, luciendo trapío, romana, buena estampa y, lo más importante, ofreciendo lidias para triunfos importantes, destacando por sobre todos un castaño obscuro axiblanco y jirón bien puesto de cuerna que abrió plaza, y que traía las orejas prendidas con alfileres por sus excepcionales cualidades que lució, gran nobleza, clase, fijeza notable, recorrido y muy buen son, cortándosele al final solo una.

En términos generales, los torreones cumplieron en varas, tumbando el cuarto espectacularidad afuera del burladero de matadores cayendo el picador de costal. Tuvieron movilidad, buen desplazamiento y mucha claridad en el embestir. 

Lamentablemente el punto negro resultó el tercero, un becerrote que traía la leche del destete en el hocico, IMPRESENTABLE para Guadalajara, que dejó la duda de cómo y por qué fue aceptado por la autoridad, comiéndose el camelo juez, asesor y veterinarios. ¡De vergüenza..!

Juan Pablo Sánchez es sin duda un muy buen torero.  Atraviesa por un momento exitoso en su carrera entendiendo al toro y, fundamental, aplicando su mejor cualidad, el temple, sabiendo imprimir ritmo a sus faenas y un gusto que con el tiempo y el torear se le ha ido refinando.

Lució de capa en verónicas y recorte, para con la muleta cuajar la faena al soberbio primero, en series de toreo por abajo con la derecha y al natural con la zurda que se le corearon al rematar con sendos y largos de pecho, intercalando un trincherazo para cartel.  Medido su trasteo, cerró con pases por alto para cobrar entera que bastó, y ganarse una oreja retrasada.  Retrasada, que sí, toda vez que tuvieron que traérsela del desolladero luego del arrastre del toro.

Llevándose el lote mejor, al cuarto, con sobrado brío, lo inició con toreo espectacular de rodillas aguantando en pases por abajo, para de pie ya, estar con buen sitio ante un astado que le pedía el carnet de matador, ligando cortas series por los dos lados. Y cuando tenía otro trofeo para ganarse, cobró estocada defectuosa perdiéndola.  Bien el palco negándola pues si bien las orejas se ganan con la muleta… no hay que olvidar que con la que se cortan es con la espada.  Merecida vuelta al ruedo entre aplausos de la afición.

Arturo Saldívar estuvo en profesional. Otro buen torero que logrando poco con el capote, con la zarga tuvo momentos destacables en ayudados con la diestra y al natural con la izquierda, llevándose la ovación mayor al instrumentar una dosantina con la de cobrar enorme, templada, rítmica, llevando embebido al ejemplar, al que remató con entera en sitio para salir al tercio.

Con el quinto, anodino el toro y Arturo sin remontar despenándolo de pinchazo y estocada tres cuartos para silencio.

No acompañó la suerte al fino artista jerezano Ginés Marín.

Le tengo viendo desde sus inicios en ruedos españoles, siguiendo su carrera ascendente que, por sus excepcionales condiciones toreras de inteligencia, de valor, de gran expresión artística que posee, está llamado a ocupar un sitio de privilegio en la tan hermosa como arriesgada profesión.

Y escribo que la suerte no le acompañó, cuando pechó primero con el impresentable torete tercero, repudiado desde salida, pagando los platos rotos el jovencísimo matador recientemente alternativado, al que no se le aceptó nada de lo que hizo, terminando de tres cuartos defectuosa para pitos.

Con el que cerró plaza, de escaso juego, el chaval mostró su profesionalismo y torería, luciendo de capote en saltilleras que se le ovacionaron, para con la flámula verse desenvuelto y con expresión.  Voluntad y empeño merece que le veamos con toros que le permitan lucir, que con los de su lote de ayer…

Créanmelo amigos aficionados, en Ginés Marín hay pasta de figura grande.  El tiempo lo dirá.

Ojalá que los encierros por venir, vengan como debe ser, sin puntos negros en cuanto a la presentación que es con lo que de verdad deben responsabilizarse los ganaderos, que ya lo que dentro traigan, en el ruedo se verá…… Y recordar, no lo olviden, que esto es GUADALAJARA.

Publicado en  El Informador.

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