De Soles y Solferinos– Oreja para Luis Conrado. Décima Novillada en La México.

Conrado con el famoso sombrero, en triunfo con la oreja.

La México premia el esfuerzo de Conrado tras conseguir su mejor tarde, hasta ahora, en la Capital. Sin el nivel de hace un año el hierro Jorge María mantiene el interés y la dificultad durante toda la soleada tarde donde se registra quizá la mejor entrada de la Temporada.

Por: Luis Eduardo Maya Lora.

Sale de la Puerta de Cuadrillas la moderna pero taurina camioneta que riega la arena de La México.

El refresco que se otorga, contrario a la costumbre del intermedio, se realiza hasta después de caer el cuarto novillo. La banda desgrana “La Gracia de Dios” y aún da tiempo para tocar “Fermín”, después de que Salvador López ha tratado y ha intentado pero, en su segunda actuación este año, se ha quedado muy corto.

Desarmado en ambos novillos apenas destaca con el capote en el primero y en breve quite con el cárdeno lucero cuarto. Salvador encuentra un novillo noble que abre plaza y con el que se ve sorprendido, alza la voz pero no levanta el temple. Como el cuarto aprieta la cosa se divide en el tendido. Al tercer muletazo el novillo, no fácil y con emoción, lo pone caro y López se queda sin ganar el paso. En ambos turnos degolla a sus enemigos. Tarde difícil.

La entrada mejora este domingo. Tras el “#SialosToros” hay un rumor para que el público acuda a la Plaza y ayer vuelven los que nunca deben faltar. Ellos, en gran parte, han esperado siempre a Conrado.

Por un momento, Luis Conrado, de los Altos de Mixcoac, deja de lado la modestia y agarra – espero no se malentienda- esa soberbia que requiere el oficio taurino. Lo hace después de un contratiempo al recibir de rodillas en los medios. Un hilo pende por detrás del traje de sombras, pero eso no obsta para que el torero, tras puyazo en que tumba el estrecho, negro y cómodo de cabeza segundo, acuda al quite.

Desde hace tiempo Conrado tiene aprendida la saltillera, esta vez opta correctamente por dar aire con la impronta torera de la navarra ligada a la tafallera. Templado siempre, remata atinadamente el quite y el novillo, lógico, se encela siguiendo el engaño. Conrado, aguanta pero ganando pasos y entonces remata de nuevo, emocionantemente, con la brionesa.

La Plaza México ruge decididamente.

Más lo hace cuando Conrado comienza torero de la Puerta de Caballos doblándose e indicando el camino al débil burel cuya respiración se agita. Mucho tiene que ver lo bien Fernando García Araujo le trata a la brega. Sin embargo, aunque noble y con recorrido, el novillo tardea y tiene la tentación de echar atrás.

Conrado le encuentra y corre la mano con la derecha en dos tandas amplias y con emoción. Jamás le tocan el engaño pero en lugar de que esto haga que el novillo crezca, la falta de raza del burel y su poca fuerza condicionan romper a mejor, al tardear declaradamente. El del Olivar de los Padres insiste no obstante el novillo se descompone. Solamente el temple bueno logra en las postrimerías dos pases de pecho, no de codo, bien logrados con la izquierda.

Parece que la cosa se diluye cuando Conrado cierra por alto y, en momento importante, cita a compás abierto para la arrucina bien rematada abrochando por alto con el de pecho. La estocada es entera y apenas trasera. La oreja es justa como injusto es, por juego insuficiente, el arrastre lento.

La novillada exige, a veces a mala idea. Los novillos se quedan cortos como el lote de Ibelles. Pena que se vea tan apurado y tan sobre piernas, corto de brazos y principalmente agobiado. Tal como se ven las cuadrillas que en ese tercer lote no atinan, ni en el tercero ni en el sexto, ni en varas ni en banderillas. El agobio de Ibelles se traslada a un público, sobre todo encima de la puerta de toriles donde van a todo menos a ver el toro. Ojo, en los toros, entendamos, como en misa. No bajemos el listón por favor.

A la salida del quinto Conrado vuelve a echar mano de salir de hinojos a los medios. No es necesario demostrar expresamente compromiso y valentía cuando, en su caso, están por descontado. Desde salida el novillo muestra lo que será. Se queda corto y por debajo en el capote, le pegan horriblemente hasta dos veces, una en la querencia.

Atención. Otra vez clave es el tercio de banderillas. El burel remiso a los cites con el capote, arranca solo en una distancia muy, demasiado, precisa que descubre Fernando García al salir perfecto de la cara tras entrar torero a la suerte dos veces para saludar en el tercio. Ayer Sergio González brega bien al primero y saluda tras banderillear al cuarto. Lo más importante es que ambos brindan aire clave a los novillos.

Áspero, con emoción en la embestida, no sobrado de fuerza, llega “Amoroso” al último tercio. Conrado equivoca, según un señor de blanco en el callejón, al querer brindar al otro lado del ruedo pero enmienda brindando a los masoquistas del tendido, encima de la ya referida puerta de toriles.

Vuelve a equivocar el inicio de faena con el toro por las tablas y saliendo volteado y mermado del encuentro. Pero donde no equivoca es en quedarse quieto, en andar cerca y encontrar la exacta distancia que requiere el astado para arrancar a la muleta, pena que la falta de fuerza se manifiesta igual que un viento molesto justo cuando, por el lado izquierdo, emociona Conrado sobre la base del temple.

El novillo, con mucho que torear, termina por ser sometido tras el conveniente cambio de perfil a la mano derecha. Le puede Conrado y ratifica que lo que le hizo bajo el oro del sol al toro noble en su primer turno, se lo puede hacer al difícil, esta vez bajo las nubes declinantes de la tarde de Mixcoac. Asegundar es la clave, en el Toreo es lo que cuenta.

Pincha. Cae el aviso. Considero, desde la comodidad del tendido, que la suerte natural, a pesar de los riesgos que conlleva, habría sido lo adecuado para un novillo con una distancia tan sensible y tan exacta como este quinto. Ya lo decía Manolo Martínez y nos lo ha recordado hace poco Guillermo H. Cantú, “No es una distancia del toro, sino la distancia de cada pase”.

Cada suerte, cada momento en la lidia, tiene un terreno y una distancia, la cosa es descubrirla.

Como descubrimos antes de que Conrado se tirara a matar que el silencio de las Plazas de toros es la reflexión y el respeto primigenios que brindan un acento y una cualidad importantísima, la atención. Porque donde está el toro está la corrida y hasta el momento no hemos sabido que un burel platique o se distraiga a nadie. Si el toro no lo hace, nosotros en el tendido, no tenemos derecho a hacerlo.

Se fue a pie Luis Conrado, ha sido mejor. Pero con una sonrisa y un solferino y azabache roto pero que remienda la oreja plena.

Ojalá y haya vuelta, que sería un premio para la entrada ayer registrada.

Twitter:@CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza México. Domingo 18 de Septiembre. Novena de Temporada de Novilladas 2011. Menos de un cuarto de entrada en soleada y calurosa con viento molesto desde el primero al cuarto, principalmente durante la lidia del segundo.

6 novillos de Jorge Maria (Divisa púrpura y rojo) Desiguales de presentación. Destaca en presencia el quinto. El resto altos y estrechos. Noble el primero, con bravura a menos el segundo homenajeado injustamente con el arrastre lento. Manso y complicado tercero y sexto. Cuarto, berreón y duro. El quinto complicado pero sumamente interesante.

Salvador López  (Celeste y plata) Silencio y división. Luis Conrado (Rosa mexicano y azabache) Oreja con leve petición de la segunda y vuelta con leves protestas tras aviso. César Ibelles (Coral y oro con remates negros) Pitos y pitos.

Cuadrillas. Saludaron Sergio González y Fernando García Araujo tras banderillear al cuarto y en el quinto. A la brega el propio García Araujo. Tarde difícil para los de a caballo.

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