Ocho con Ocho – Piedras Negras por Luis Ramón Carazo.

Ganaderia Piedras Negras.
Ganadería de Piedras Negras.

La hacienda de San Mateo Huiscolotepec o Piedras Negras tiene una larga historia en Tlaxcala y desde 1874 empezó la crianza de ganado para lidia introducida por José María González aún en contra de la voluntad de su padre Don Mariano.

José María González Muñoz, junto con sus primos los González Pavón de Tepeyehualco adquieren vacas de San Cristóbal La Trampa, que se encontraba en Tepeaca, Puebla. Los dueños de la ganadería poblana en 1888 decidieron vender todo el ganado de lidia a los primos González por medio de un trueque.

El trayecto de Piedras Negras es largo hasta nuestros días y por eso recibí con agradecimiento y entusiasmo el magnífico libro que me hizo llegar su autor Carlos Hernández González (para los cuates Pavón) en dónde puntualmente relata el urdido y tramado del hilo fino de una ganadería de toros de lidia emblemática, hasta la fecha.

139 años han transcurrido desde la gestación y la misma familia Los González, han tenido la responsabilidad de darle causa a la divisa negra y rojo hoy a cargo de Marco Antonio González Villa.

Los toros célebres de la ganadería de Piedras Negras son incontables la primera corrida con esa divisa que se lidió en la capital del país fue en la plaza San Rafael el 30 de octubre de 1887, alternando con toros de Arriba Hermanos para Cuatro Dedos y Zocato.

La primera corrida completa en la Plaza México de Bucareli para El Ecijano, Quinito y Silverio chico. Con toros de esa ganadería se presentó en la capital mexicana el diestro Rafael Gómez Ortega El Gallo el 7 de diciembre de 1902 en la plaza San Rafael.

En El Toreo de la Condesa (hoy en día El Palacio de Hierro Durango) de manos de Juan Belmonte se ungió matador de toros Samuel Solís compañero de andanzas taurinas de Rodolfo Gaona.

De acuerdo a los cronistas de la época, el 17 de febrero de 1924 la faena al toro Revenido de Piedras Negras en El Toreo de la Condesa fue un prólogo del toreo que veríamos con el transcurrir del tiempo y hasta nuestros días. Un toro con acometividad, claridad y pujanza que permitió una faena de poderío y sentimiento al torero mexicano al que el escritor español Fernando Claramunt, lo califica (y también a El Gallo) como  los iniciadores de las faenas con el toro y no contra él.

Piedras Negras fue la primera ganadería mexicana que se presentó en España. Primero tres toros en Santander en julio de 1929 y luego otros 3 alrededor del mismo mes en San Sebastián, otros 3 para ser lidiados por Cagancho, Heriberto García de Hidalgo y Manolo Bienvenida. Toreó un novillo Sidney Flanklin.

Entre los que han administrado el hato familiar, está Don Wiliulfo quién falleció el 21 de agosto de 1941 y su hijo mayor, don Romárico González vio por ella hasta 1953, cuando don Raúl González se puso al frente. Al morir don Raúl, heredó la ganadería a su hijo don Marco Antonio González Villa.

En la plaza México son 8 los rabos que se han otorgado de la ganadería tlaxcalteca, el último el del extraordinario Soy de Seda por una faena memorable de Curro Rivera el 20 de abril de 1969.

En el cénit de su carrera Mariano Ramos cuajó la inolvidable faena el toro “Timbalero”, de Piedras Negras, en la Plaza México, premiada de manera absurda con una oreja. En esa corrida del 21 de marzo de 1982 Mariano se impuso con autoridad y gallardía a la fiereza del toro de don Raúl González, al que después de domeñar con un gran conocimiento de causa, metió en la muleta para sacarle muletazos largos, templados y mandones, en medio de la conmoción del público, que no daba crédito a lo que estaba viendo.

Lo trascendente de la faena es que vivíamos en los ochenta el reino del toro light y solo Mariano de las grandes figuras fue capaz de lidiar astados de ganaderías que no cayeron en la tentación de endulzar el comportamiento de sus astados, fue premiada con solo una oreja injustamente.

El público se manifestó en contra del juez de plaza y varios aficionados entre ellos al que le brindó el toro Mariano, Jesús Garduño Villavicencio días después, lograron la colocación de una placa que conmemora a la inmortal faena en los pasillos de la Plaza México.

Pues bien ya no me extiendo más,  el libro La Legendaria Hacienda de Piedras Negras es una joya y vale la pena leerlo completo, es de congratularse el tenerlo entre las manos.

Seguramente se podrá conseguir en Texcoco el próximo 24 de marzo día que se  inaugura la feria de Texcoco con Víctor Puerto, Fermín Spínola, El Chihuahua y Angelino de Arriaga con los toros de Piedras Negras. Su lidia será motivo de nostalgia y de reconocimiento pleno a una familia que mantiene su afición y principios intactos desde hace más de cien años.

¡Cabría no perdérselo!

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