“Signos y Contrastes” – Talavante a Hombros en Tiempos Extras Hidrocálidos.

Derechazo de Talavante a su primero en Aguascalientes.

El culto a la muerte encuentra en Aguascalientes una reedición, en modo otoñal, del derroche abrileño. Cosa que celebramos. Mirar a la muerte a los ojos como hacen ayer los toreros siempre trae consigo emoción y por supuesto esperanzas para el futuro más cercano.

Por: Luis Eduardo Maya Lora – De SOL Y SOMBRA. Aguascalientes.

Seguramente la entrada, que habría tenido que ser mejor, era la esperada por la Empresa de la Monumental que cierra su sección general. La gente sigue llegando tarde a los toros. Insistimos en el tema. Ojalá se tomara conciencia que al acto de la corrida hay que acudir aún antes del inicio. Como en misa.

Algo placentero es Aguascalientes en Calaveras. La ciudad de Posada más en calma y con mayor amplitud, siempre conserva el mismo aire taurino. Y en eso recuerdo el nombre de la columna de Alameda, en el viejo Heraldo de México, por ello en “Signos y Contrastes” apreciamos la tarde.

Y lo importante, subrayando, es que sale el Toro en Aguascalientes.

El begoña para rejones que abre plaza es una muestra de seriedad. Las hechuras, si bien no las más agradables, captan la atención y el respeto de la media entrada. Gastón Santos, con su acostumbrada corrección y porte, clava dos veces arriba pero a contra querencia. Juega en sentido contrario a la condición corraleada del toro, como debe ser, pero da la impresión que ésto al cárdeno le sienta terriblemente.

Un tercer rejón antecede un difícil segundo tercio. Apenas cuatro banderillas que incluyen par a dos manos con la ya descrita complicada condición de “Calaveras”, situación que hace que Gastón exponga incluso de más al matar mal luego de brindis al Gobernador Lozano que produce la misma división con la, finalizada, que es juzgada su labor por el tendido.

Indicador importante en una fecha como esta es ver lidiar un encierro como el hierro de Celia Barbabosa, nombre de aquella mujer de campo, eterna luchadora y casi el último eslabón de la primigenia casa de la cabaña brava mexicana. Esto es relevante aún más porque a pesar de que en el cartel hay una figura, el trapío del toro no decrece.

Si tan solo se hubiese hecho ruido a lo anterior… Contrasta el trapío del lote de Alejandro Talavante. Así lo queríamos ver apuntábamos la semana pasada.

Y así lo vemos, delante de un serio y fino toro de la divisa guanajuatense al que faltan las fuerzas. No obstante, clave es como en plenos medios la cintura juega en momentos desde el embarque e incluso hasta el remate del muletazo. El ahogo del toro impide ver algo más pese al esfuerzo del extremeño. Mal con la espada, la cosa queda en aplausos.

El trapío del cuarto es para destacar. Sin demasiados kilos, preciosamente“Agua Miel” nombrado, se trata de otro fino toro, de pitones reunido y que deja la esperanza, aún tras sus dos primeros y confusos tercios, de que va a embestir. Mala la brega en banderillas. Agradecemos el capotazo largo y claro, por favor. Talavante se va al tercio tras brindis general.

Al medio toro, me refiero en trapío y juego, se le puede plantear el asunto a partir de efectos especiales. Pero cuando la cosa es como ayer, con importancia física como genética, muletear bureles “por la espalda y de repente…” no es lo adecuado. En el comienzo por pases cambiados Alejandro se ve sorprendido. Enmienda al paso y alternando, hay un firmazo torerísimo y el de pecho de subido todo.

Pero “Agua Miel”, a punto de pulque, está a instantes de fermentar las esperanzas. A muchos gusta el aguamiel a pocos el pulque. La cosa está que al segundo muletazo, en ese afán de pegar pases sin dar pasos, Talavante se ve contrariado al grado del doble desarme porque el burel se lo piensa al sentirse estorbado. En el aire de Aguascalientes, con esa sensibilidad de sus entendidos, hay una sentencia, o más

El Trapío, único camino.

bien una verdad que es como un templo: “(Éste toro) Ha sido más de pasos que de pases.”

Solo al final a pies juntos, perdiendo un paso rescata el extremeño ese último tranco del burel. Esa distancia que Alejandro Talavante encuentra solo en cercanías, entrelazan capetillinas que, tras pinchazos, dejan la ilusión en la raya.

El segundo es un caso interesante, “Chamaco” nombrado. Se estrella en el burladero de aguante que truena entre la preocupación general. Descompone su tranco y la lidia, que es mansa ante el montado, acaba refugiándose en la querencia. No obstante, vuelve para intentar derribar a Juan Cobos que pica perfecto arriba aguantando tremendamente en un momento torerísimo. Joselito, correctamente, omite banderillear.

En consecuencia, “Chamaco” crece y cambia en la muleta a bien, justo cuando Adame plantea la cosa en los medios. El interés acrecenta porque, entendámoslo, donde está el toro está la corrida y ésta lo es más cuando más, en todo sentido, es lo que se lidia.

Pese a que el pitón derecho apunta rotura, el fondo bueno del toro reluce al acudir con emoción a la muleta de Adame que se templa al comienzo pero que se acelera en el remate. Joselito embarca bien, corre la mano, pero recorre demasiado rápido en los giros previos al de pecho y el toro busca las rayas.

Atinadamente regresa más allá de las mismas y logra levantar con la mano izquierda, lo mejor de su actuación, porque al aguante suma largueza, el trazo bueno que resulta en la encadenada respuesta del público, en los fulgores de emoción en la arena.

Para la música y José iguala. El necesario silencio llega pero se rompe por un inoportuno grito desde Sol. Tan inoportuno es que el público de Aguascalientes, propenso al relajo usualmente, censura, casi reprocha, la conducta tan categóricamente como la Autoridad que no perdona, retira al inadaptado. Adame no consigue adaptarse y sobreponerse al momento pinchando repetidamente.

Tampoco es con el quinto, de cara menos seria aunque rematado en carnes, manso e insulso. Le recibe a portagayola, lo intenta en banderillas pero en la muleta, entre diálogo con los músicos, reproche de la gente –el terrible tópico de “la de aquí” tiene su casa en Aguascalientes- la faena no pasa de esforzada. Destaca el toreo de aliño pero de nuevo con la espada está sin sitio.

Aún regala uno de El Junco, altísimo y vastísimo, muy corraleado. Lo ha intentado Adame pero a su tarde se la lleva el frío de la noche más larga del año. Ese obscuro manto que Joselito no consigue desenvolver.

Diferencia. Siempre hay diferencia cuando Mario Aguilar baja las manos.

Los “brazos pordioseros” que conjugan belleza y majestad a la verónica con la que saluda al tercero muestran de Aguilar lo mejor que tiene, que es con lo que tiene siempre que contar: el trazo clásico y sentido, bien hecho, el buen hábito técnico que sumado al sentimiento hondo saca igualmente lo mejor de una afición que palpita al corear igual la plomada estática y la broncínea estética de la media que el gran recorte de regreso.

Las plazas de toros alinean su tranco con momentos así. De buenos.

Pena que Mario, así como un tiempo trajo la tafallera en boga, ahora traiga la moda del lance a pies juntos, innecesario quite sin remate ni consecuencia favorable en la lidia pero que sí desalínea a toro y torero. Por eso ocurre que la faena se diluye no obstante Aguascalientes hace que su torero salga al tercio en señal de fiel espera.

Arrea Aguilar al que no detiene el frío inicio del destragado sexto para serenarse, acallar la música en torero detalle y construir de un manso, en su propio terreno, tandas de pundonor y que le hacen salir de su cartabón clásico. Hay momentos, Mario Aguilar está en uno de ellos, en que poco importa cualquier cosa en pos del triunfo. Aún así, hay tres derechazos y un pase de pecho de absoluta categoría que, en contraste con el fondo musical vernáculo, impone la castiza categoría torera.

Pese a la estocada trasera la oreja procede y sobre todo, al igual que consignamos en Pachuca, aún en el último momento, Mario Aguilar descuenta de cara a su compromiso de Todos los Santos en Tlaxcala. Ya lo contaremos aquí mismo.

Y llegaron los regalos. Como adelantada dádiva sale el sobrero de Celia Barbabosa. Talavante no se queda así y se adelanta con la acompasada verónica, lance a pies juntos y remate que nos dejan observar que el nombrado en alusión histórica “Atrevido”, no obstante lo destragado y estrecho, puede caminar.

En los medios y por alto, a pies juntos aguantando, Alejandro Talavante comienza y el burel se enciende hasta repetir alegre. En ese mismo terreno la cintura juega y el brazo derecho manda lo suficiente para extender la embestida en los cambios de mano sumados al natural. Camina torero entre tandas con el toro a más y noble se entrega en la arrucina los cambios de mano fabulosos y las salidas andando.

Se da gusto en los adornos por la espalda, los remates abajo y sobre todo en lo que esperanzas tenemos por ver, la rotundidad de su clasicismo con la izquierda. A la mitad del camino el cárdeno girón se queda, Alejandro le canta previo a tirar despacio y sereno de su embestida y cincelar cuatro naturales plenos y espléndidos de composición.

Ésto, alumbrar el nocturno camino entre el frío pero contando con la pasión, es torear. Y esos cuatro pases, cuando el toro parecía haberlo todo, son muestra inequívoca.

Hay un momento en el último tiempo del muletazo con la izquierda en que se desborda la creciente talavantista. Cuando Alejandro respeta la salida del toro, sobre todo cuando el paso de éste es cansino, el muletazo siguiente deslumbra. Es justo ahí donde ∫e va por detrás de la embestida, embriagado viene el de pecho y un desplante que, como dice una elegante dama en palco, es “como para pintar un cuadro”

Ese aire de la anochecida trae consigo, iluminante, la plenitud.

Como el toro le falta ese pedazo de tranco por lado izquierdo ya no hay nuevos naturales, sino el regreso de su alter ego estoicista en la joselillina en los medios que antecede al cite a recibir cerca de las rayas. Se lo juega Talavante. La suerte de los toreros machos tiene ese riesgo y pincha.

Pero la estocada entera y trasera en el mismo cite no impide la entrega absoluta del doble premio aún sobre lo defectuoso de la espada que quizá condiciona la segunda oreja y que acarrea protesta inicial. Qué importa si la entrega es plena ante el que puede ser el nuevo referente para la Monumental Hidrocálida. Ojalá.

Una objeción. El homenaje de la vuelta al ruedo al toro por lo limitado de su pitón izquierdo, no obstante su lenta, larga y solemne muerte, habría sido exacto de haber quedado en solo arrastre lento. Aún hubo quien pide el indulto. Bien por la Autoridad que no consiente sino aprieta ahora que hace falta.

Un detalle. No dejemos las cosas a mitades. Otra vez al ganadero lo dejan en media vuelta al ruedo. Signos más, contrastes menos hay que torear por enteros, que así como hay medias verónicas que valen por enteras. En ese aire, criar un toro como los cuatro primeros es labor completa, no desigual.

Porque en la desigualdad del contraste de la noche negra y la blanca estrella, encontramos que aún en Calaveras vive la muerte en la vida, reflejo de ello son las plazas de toros. Aguascalientes hace del rito, sucesión, encadenando con ello liturgia que se enclava en signo y se subraya en contrastes.

Algo tan natural que por algo se derrocha en el Toreo. Y siempre por enteros.

Twitter: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza de Toros Monumental de Aguascalientes. Festival de Calaveras 2011. Primera Corrida. Media entrada con cielo claro en tarde agradabilísima y sin viento.

8 toros, 1 para rejones de Begoña (Divisa verde y oro) Tremendamente serio, acusó tiempo en los corrales; 7 de Celia Barbabosa (Divisa azul celeste, amarillo, blanco y rojo) uno de regalo, séptimo de lidia ordinaria. Desiguales de presencia, destacaron en ese rubro los primeros 5 lidiados, serios por delante, bien hechos y rematados en carnes. En juego destacó el segundo en la muleta. El resto con menos cara y algo estrechos. Al séptimo, primer regalo, se le dio la vuelta al ruedo, levemente exagerada. 1 de El Junco (Divisa roja, rosa y blanco)

El Rejoneador Gastón Santos, División. Alejandro Talavante (Grana y oro) Palmas, Ovación y dos orejas con leves protestas en el de regalo. Joselito Adame (Sangre de toro y oro) Palmas y saludos. Mario Aguilar (Rosa y oro) Saludos y oreja. Talavante salió a hombros.

Destacó el tercio de varas de la lidia del segundo, el piquero Juan Cobos ha sido fuertemente ovacionado tras aguantar a plena torería.

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