El Arco y la Columna del Toreo – ¡Viva la Fiesta! – Historia Pura en Aguascalientes. Crónica de Feria de San Marcos 2012.

El vertícalisimo pase de pecho de Castella al castaño indultado en Aguascalientes.

El “Súper Lunes” taurino de Aguascalientes fue aun más superior de lo que esperábamos. La historia se ha escrito; la gloria y la redención taurinas una sola han sido en uno de los más grandes festejos jamás dados en la Monumental. Así acaecieron los hechos.

Por: José NiñoDe SOL Y SOMBRA. Aguascalientes.

La Monumental de Aguascalientes tuvo un casi lleno, “rompió” la gran racha.

Sin embargo este lunes de Feria, no ha hecho falta la estadística, porque han estado presentes en su tendido muchos de los mejores aficionados de este país, llenando el coso de calidad taurina, de un necesario orden en el tendido.

Y con la gran fortuna –la suerte en toda actividad que implica riesgo es más que necesaria- de que la corrida de la Casa Bailleres ha respondido en un doble aspecto, el juego y, sorprendentemente, en la presencia de sus toros. Pero no todo ha sido fácil, para prueba de lo anterior queda el primero.

Violento y desclasado, con las manos descoordinadas y protestando, Sebastián Castella aplicó el poder. Desde que lanceó a este que abrió plaza, temple hasta los medios. El burel se movió sin clase. Pero Castella, firme a pesar del calamocheo, consiguió templarle, vertical y fresco, con ganas de hacer el toreo largo y templado siempre en la línea de fuego con un toro poco agradecido.

Tan solo fue un anuncio de lo que veríamos después, se lo quitó de encima, como lección de aguante, estocada baja tras pinchazo y saludos. Seriedad y valor.

Desmonterado, bajo una estela de grandísima expectación, hizo el paseo José María Manzanares como en marcha imperial. Bien ha valido la espera de tres larguísimos años para ver en San Marcos al torero de Alicante, al que ayer, tal y como rompía la garganta “El Turronero”, hubo de tirarle el sombrero.

La gente en San Marcos, sabía quien es Manzanares, pero no esperaba ver a un torero tan bueno, tan capaz. Aun habiendo más taurinos, la Afición, ayer menos festiva y con mejor paladar, quedó apabullada tal como atónitos quedaron sus toros.

La verónica templada en el de su presentación, abarcando toda la embestida del toro y llegando a los medios, poder y caricia. Rematado con media más allá de los medios y primera ovación en explosión del público. “Chocolate”, Pedro Morales, ha dado un puyazo por todo lo alto. Ya decíamos la importancia de la flexibilidad del peto y la ligereza de la cuadra de caballos, con el puyazo medido justo donde había que pegar, hizo que el toro quedara como seda.

Cambiado quedó el toro, descoordinado previo al puyazo. Como tuvo fondo bravo quedó descolgado y encendido, cierto, pero asentado y ordenado, régimen que prosiguió en banderillas tras omitir Manzanares intervención capotera con el toro hacia arriba gracias a Trujillo y su brega a la cintura y muñecas de temple revestido.

Toreramente, más allá incluso de lo que daba la extensión su brazo, Manzanares se dobló torerísimo con tremenda fuerza. Lo grande comenzó por bajo, mostrando el camino y saliendo –para no decir “a las afueras”- hacia los medios. Impresionante su ritmo, impresionante su forma de imantar la embestida con la mano dictatorial, la diestra del Señor, prodigiosa en el tiempo del derechazo.

De no haber despaciosidad y sobre todo por conocer el torero cuando atacar –pisar el terreno- y cuando aliviar sobre el desarrollo de las tandas, el mimiahuápam se habría quedado a la mitad, a pesar de su clase, por su falta de fuerza. Dos tandas más han sido por la mano diestra, brindado fuerza al toro derivado del temple.

Por la izquierda, aun más cumbre porque el toro es más corto. Especialidad de Manzanares es siempre el primer muletazo de las tandas, ese que da muy a favor del toro, sin pensar en el lucimiento sino previendo la consecuencia que tiene en las siguientes embestidas, dando salida al toro para dejar después el trapo puesto y ahí tirar sentido, por abajo y marcando el remate allá atrás. La Plaza como nunca rugió.

Corto el toro, por falta de raza y fuerza. Previo a la espada, quizá por falta de ritmo sufrió dos desarmes, empeñado en seguir la faena y preocupado por bajar la mano, en exceso. Pero al desarme superó José María al tirarse en línea recta, a un tiempo, pero al volapié. Muerto salió el mimiahuápam, rodado y sin habla, como nosotros.

Y así, deslumbrada quedó la Afición como el cristal que bajo el sol yace, cuyo reflejo hizo asimilar, por fin, casi a todos los asistentes, el Toreo. Dos orejas.

Pesó en Juan Pablo lo reseñado. Se vio tosco, rápido y desconcertado, le pudo la presión y aun toro, sin clase ni mucho menos mayores virtudes, quedó apabullado y a merced del escenario. Aciago comienzo de la tarde de Sánchez que mascullando quedó tres largos turnos en el callejón. Pitos.

Caso contrario el de Arturo Saldívar, consiente de lo que se jugaba y con toda esa rabia contenida, sumada al hambre y el orgullo encerrados. La “mala leche es pa´l toro”. Con éste, parecido al premiado en 2008 que le tocó a Garibay, cómo ha caminado en los lances, fabulosa la forma de reponer, de templar y apretar el cuerpo dejando ligero y en vaivén el sentimiento en el lance natural. Tras ver a Sánchez a la deriva, ver a Saldívar cumbre con el capote ha sido un alivio absoluto.

La gente sintió la confianza devuelta en los toreros mexicanos pues Arturo salió, como debe ser todo en la Fiesta, a no dejarse, a dar pelea. El toro, sin fuerza al principio fue progresivamente respondiendo. Quietud en chicuelinas, meteórico momento, construido sobre el valor y la gallardía con el punto de temple necesario ante la flojedad de los cuartos traseros, fuerte siempre pero relajado sin perder la planta o los papeles.

Ardía Aguascalientes de los palcos a los torreones.

Temple y desmayo, poder y arte unidos, sin exención de empaque, composición verticalísima de la figura de Saldívar con la Plaza impresionante en la respuesta. Derechista el inicio, pero al vuelo de la muleta y por el corazón natural del torero, arribó a los altos vuelos del toreo. Una faena para locos. Cuando se junta la claridad del toreo con sencillez de la realidad del arte, ahora sí, la “Pelea de Gallos” es un homenaje natural a una gran obra. Solo así y no en baile de vecindario.

Cambiando el viaje del toro, jugándose la voltereta, Saldívar cambió el viaje del toro en las bernardinas que dejaron la mecha a punto de estallar. Solo que se tiró demasiado corto, tal como no había toreado, pinchazos y pinchazos, marrazos en el descabello, donde ha estado peor que fatal. Debió dar la vuelta al ruedo.

La tarde cambia serenada más aun cuando “Amor Lindo” termina por enamorar a todos. Era el toro de la corrida desde el sorteo. Con la tarde arriba, el precioso toro de hechuras divinas, ojinegro y colorao, tuvo una fijeza, ritmo y clase extraordinarios, salvo por el lado izquierdo. Un riesgo era echarlo si no encontraba un gran torero. Gracia concebida, encontró “el ingenio de Francia” que de la capa de Castella surgía.

Para cuando, verónicas bordadas, remató en el centro de la Plaza, sin punto de reposo, las gargantas quedaron rotas en la media rotundísima, suavidad y parsimonia en el saludo. La gente volcada en la faena.

Pero digamos la verdad, por favor. El indulto es corto porque ante el caballo, la prueba fundamental, el astado solo cumplió. El quite por chicuelinas es grandioso, generoso de distancia y con son en el giro contrario, magistral. Ahí el toro cantó su importancia, más cuando José Chacón, quién más, brindo el aire y el temple tan fundamentales, pese al pitón izquierdo menos completo y menos entregado.

Doble pases cambiados encadenados a los inacabables muletazos. La paradoja de relajar ante el embate del toro, siempre templado en un sitio único, entrelazando la capetillina y genial en los remates. Pena que el pitón izquierdo haya contrastado, pero Castella, en estado de casi levitación, fantasía en la dosantina reventando por el lado complejo y el deliro absoluto con su personalísimo muletazo, vertical la figura y abandonado al sentimiento.

Uno a uno cayeron los balcones de Aguascalientes. Aunque sabemos que su tauromaquia se basa en el poder de la cercanía, Sebastián Castella dejó las distancias llevar y elevar el toreo a la insospechada altura del arte en magnífica composición.

Pero la presión, entendida nulamente por Usía, fue suficiente que el vistazo del matador dejase al que preside de cara al olvido de la suerte de varas. Porque bastó el vistazo y fue suficiente para que el Juez prefiriera tirar del triunfalismo que del olivo del triunfo que dejó al ganadero solo en salida al tercio como evidenciando la improcedencia. Como ese pañuelo rojo. Vuelta entregadísima.

Al hilo del frenesí, salió el bajo y corto sexto, de hechuras diferentes, que dejó ver la maestría de Manzanares con el capote. Basando todo en su poder, José María dictó a su enemigo la forma de obedecer, a dónde tenía que ir el astado, a partir del convencimiento dialéctico sobre la mano derecha y en la línea y siempre saliendo al frente. Convencido el toro en el tercio, la cadencia de desencadenó.

Luego de las tandas sobre la diestra, la mano izquierda apareció y en ese primer muletazo el torero hace notar que al sofoco o ahogo del toro sobreviene el aire mediterráneo de Manzanares, eso que hace que para el cuarto muletazo pase a tornar la fría norma taurómaca en el desenfreno de la pasión del sentimiento.

Así llegó la que es, hoy más que nunca, la suerte suprema. En terreno contrario perfilado, ocurrió que Manzanares citó a recibir, el momento esperado. Pero el toro se fue sesgando, es decir, cortando la posible salida de Manzanares, defendiendo su terreno y buscando invadir el sitio del torero. Entonces, José Mari fue girando y cazando tiró la finta, el toro arrancó y a contragolpe dejó la entera caída por como se terció el astado.

Dos orejas indiscutibles. Golpazo magnífico y alumbrante para la siguiente tarde del alicantino. Salida a hombros, medalla incluida.

Con la anochecida, pareció que las sombras invaden a Sánchez y Saldívar. Aun dispuesto, Juan Pablo consiguió retomar parte del camino sobre todo al natural pero no fue suficiente. Cantado el regalo, lo terminó por anunciar cuando a Saldívar se vino la frustración de la mansedumbre y la falta de casta. Pena, merecía salir a hombros.

Pero el tiempo extra, aun con lo corto de presencia y de raza del sobrero, nos tiene deparada una gran sorpresa. No obstante comienza el de regalo sin dar muestras de posibilidades.

Entonces Juan Pablo echó el resto y a base de sobar, de esperar trazó una faena de Ley, de ritmo e imantada de compás, donde al natural convenció al castaño, le caminó tras batallarle y construirle un tranco donde hizo elevar la “Pelea de Gallos”, otra vez, como homenaje natural.

Compuso Juan Pablo y sacó Sánchez la raza. Hacía delante con las dos orejas. Donde muestra Juan Pablo el futuro y el presente con un ritmo avasallador en el mejor cerrojazo de la tarde superior.

Porque nunca se deja de soñar en el toreo y cuando los sueños se hacen realidad alientan nuestro vivir y brindan mayor ilusión por eso deseamos larga vida a la Afición taurina que ha renovado los votos en San Marcos con la gracia y la venia bendita, en plena tierra, de Dios y María Santísima.

¡Viva el Toreo!, ¡Viva la Fiesta Brava!

Se iluminó el sueño de toros y toreros. La llama de la Afición.

Twitter: @JoseNinoG.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Monumental de Aguascalientes. Séptima Corrida de Feria, San Marcos 2012. Lunes, Abril 30 de 2012. Casi Lleno, algunos claros en Sombra general. Tarde calurosa y sin viento. En disputa la Medalla San Marcos 2012.

9 Toros, 8 de San Miguel de Mimiahuápam (Divisa obispo y oro) El noveno lidiado como de regalo. Desigual de presentación, por bastos algunos y otros bien hechos. Importante el quinto “Amor Lindo” precioso castaño, número 73 con 525 kilogramos indultado inmerecidamente. Destacaron por sus hechuras, clase y nobleza, segundo y cuarto, no obstante la falta de emoción. El resto faltos de casta y raza. Y 1 de Begoña (Divisa Verde y oro) que cerró la lidia ordinaria, castaño y complicado, corto de raza y bravura. Ha sido la corrida de mayor seriedad hasta el momento de la Feria.

Sebastián Castella (Marino y Oro) Ovación y Vuelta tras indultar al quinto. José María Manzanares (Azul noche y oro) Dos orejas y dos orejas. Juan Pablo Sánchez (Negro y oro) Pitos, Silencio y Dos orejas en el de regalo. Arturo Saldívar (Obispo y oro) Gran ovación en el tercio tras petición de vuelta y Leves Palmas.

La Medalla San Marcos, Evangelista, fue atribuida a José María Manzanares por un jurado de aficionados.

Destacaron a la brega José Chacón y Juan José Trujillo a la brega, así como Gustavo Campos en una de sus mejores tardes con capote y muleta, saludó. Trujillo saludó tras banderillear al sexto. A caballo, espléndido, Pedro Morales “Chocolate” de la cuadrilla del segundo espada en un puyazo maravilloso al segundo.

Mal la Autoridad, vacilante y floja.

José María Manzanares en su inmejorable presentación en San Marcos.

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