Manzanares se reafirma en la Cumbre del Toreo – Puerta del Príncipe.

La Dulzura Imperial de José María Manzanares en el derechazo.

Al fin una tarde con expectación, llenazo y triunfo grande. ¿Ven como cuando hay una oferta importante, la gente acude en masa a la plaza? Y eso que el cartel no estaba totalmente cerrado a no ser por la morbosa presencia de Padilla que durará hasta que finalice esta temporada. Claro que, José María Manzanares y Alejandro Talavante, son quienes verdaderamente interesaban a los buenos aficionados. Ambos, muy gentiles, no quisieron compartir con Padilla la ovación que se le tributó tras el paseíllo. Pero luego, cada cual quedó en su sitio. Manzanares, con cuatro orejas y Puerta del Príncipe, en la cumbre de su excelsitud y amo del toreo actual. Talavante, fiel a su estilo y personalidad, cortó una del tercero y perdió la del sexto por pinchar. Y Padilla, muy cariñosamente arropado por el público pero por bajo de la situación aunque hizo todo lo que pudo con el gran mérito que todos reconocemos tras su milagrosa recuperación.

Por: José Antonio Del Moral – Sevilla.

El temple y el arte de José María Manzanares se hicieron presentes desde el primer lance a la media arrevolerada con que saludó al segundo toro.

Preciosos y precisos los remates para cerrar la serie de verónicas y para abrir el tercio de varas. Primeros oles de la tarde. No quiso que nadie interviniera en la brega y ordenó que no pegaran al burel que ya marcaba su querencia a los adentros. Soberbios delantales de Talavante. Enorme Curro Javier en un primer par por dentro. Eficaces y templados tanteos para iniciar la faena que fue por naturales, primero a media altura y luego bajando la mano. Cumbre por redondos, cambios de mano, trinchera y de pecho. Y lo que no está en los escritos para rematar con la derecha.

Señores, qué maravilla ver y oír extasiarse a la plaza que estalló enardecida con una estocada colosal en la suerte de recibir. Dos orejas como dos pianos de cola. ¡Viva el toreo eterno!

Retomó el gran concierto con el quinto toro en el recibo de capa. Pero el bravo animal romaneó y derribó a un sensacional picador, José Antonio Barroso. Digno hijo de su padre. ¿Le afectaría al burel en su encastada franquía? Curro Javier disipó magistralmente la duda en la brega y Trujillo en palos. Y a la dulzura de los  cuidados de un inteligentísimo Manzanares para que el toro aguantara, siguió la más majestuosamente calmada y elegante manera de torear por redondos.

Lentísima dosantina, perfumada trinchera, eternos naturales, recorte inenarrable, su divina paciencia en pausas exactas y otra sensacional estocada recibiendo en dos tiempos. Dos y dos, son cuatro orejas. Tras la clamorosa vuelta al ruedo, sacó a sus peones para compartir una ensordecedora ovación. Impresionante.

El primer toro metió la cara por el lado izquierdo en el corriente saludo de Padilla. El animal perdió las manos antes de ser picado. Le midieron el castigo y el matador lo hizo de poder a poder con gran facilidad mientras el toro se iba arriba. Cuando brindó, se cayó la plaza y calló al empezar la faena. Bien con la derecha, noble el animal, poco a poco tuvo que provocarlo porque empezó a tardear. Y lo mismo al natural. Con el toro ya casi parado, siguió sin templar igual y pinchó antes de meter la espada. La ovación fue seriamente medida.

Pesaba mucho el recuerdo de lo hecho por Manzanares y Padilla recibió al cuarto con una larga cambiada de rodillas. Suelto el toro. Vibrantes aunque vulgares verónicas. Deficiente el castigo en varas. Desigual al parear. Inconveniente inicio de faena sentado en el estribo. Chocó al toro contra las tablas y ahí acabó lo bueno que llevaba dentro.

Corto y revoltoso el tercer toro. No pudo sosegarse Talavante con el capote. Bravucón y doliente al embestir por el momento. Pero no en la faena, acudiendo noble aunque discontinuamente. Lo que propició una buena faena de Talavante. Sobre todo con su mano de oro, la izquierda, aunque este animal no repitió como el anterior y escarbó demasiado. La cerró con sus mexicanadas que, esta vez, no resultaron del todo limpias al quedarse corto el animal. La buena estocada puso en sus manos una oreja.

La corrida ya estaba sentenciada cuando salió el sexto y más después de la otra vez histórica actuación de Manzanares. Además, el animal, de por sí débil, se pegó una voltereta y quedó disminuido. No obstante, Talavante aprovechó muy bien sus nobles posibilidades en otra faena fiel a su estilo valiente a la par que auténtico. Pero pinchó perdiendo otra oreja.

Via: DeTorosenLibertad.com

RESUMEN DEL FESTEJO.

Sevilla. Plaza de la Real Maestranza. Viernes 20 de abril de 2012. Tarde nublada con lleno total.

Seis toros de Victoriano del Río Toros de Cortés, correctamente presentados y nobles en distintos grados de fuerza. Limitado el primero. Excelente el segundo. Bravucón y, sin tan fuerza pero también noble el tercero. Noble aunque diezmado por mal administrado. Aunque justo de fuerza y tardo, de gran clase el quinto. Aunque débil, también noble el sexto. Una buena corrida en su conjunto con dos toros inmortalizados por Manzanares.

Juan José Padilla (berenjena y oro): Pinchazo y estoconazo trasero, ovación. Estocada tendida, saludos. José María Manzanares (almirante y oro): Gran estocada recibiendo, dos orejas. Gran estocada recibiendo, dos orejas. Salió a hombros por la Puerta de Príncipe. Alejandro Talavante (Avellana y oro): Buena estocada, oreja. Pinchazo y estocada, ovación. 

Bien a caballo José Antonio Barroso. Cumbres en la brega Curro Javier y Juan José Trujillo en banderillas junto a Luís Blázquez.

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