La Constante Frustración – Reanuda La México con Mansos y Pinchazos.

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En el claro del derechazo ante el manso de Montecristo, Juan Pablo Sánchez brilla… solo lo opaca su espada. FOTO: Edmundo Toca.

Enero muestra, de nuevo, los males de la Fiesta en esta país: la falta de emoción en el toro, fundamentalmente, y las fallas con la espada de quienes, más que nunca, tendrían la obligación de oficiar correctamente con el alfanje. Juan Pablo Sánchez exhibe su completa estatura torera y, a la vez, el frustrante, deficiente y lamentable manejo de la espada, dejando en blanco un triunfo más que cantado. Mientras que Perera y Silveti son presas del marasmo, aburrimiento y tedio que consigo trae el terrible encierro de Montecristo dejando pasar los únicos toros con ciertas posibilidades de un encierro de mansos para olvidar.

Por: Luis Eduardo Maya Lora – De SOL Y SOMBRA. Plaza México. Fotos: Edmundo Toca.

Si un toro de salida permite hacer lo que el primero permite a Perera, es un síntoma muy palpable de que el toro no se está dando a respetar. Algunos nos dirán que esas cordobinas de salida han sido fantásticas.

Temple han tenido, cierta plástica… cero drama.

Nos habría gustado que el toro, más que pasar con la cara arriba sin exigir rematado cada lance, fuese por el capote con la agresividad necesaria de su casta y replicara por un pitón y otro, sin dejarse hacer, dejándose pasar. El puyazo, casi inexistente, muestra a las primeras de cambio que el de Montecristo es débil. El extremeño lo cuida hasta llegado el último tercio, pues la tentación del quite por gaoneras es mucha aunque la casta sea poca.

Perera está templado siempre, justo es decirlo, a media altura o arriba, largo en el trazo pero sin convencer plenamente entre las interrupciones de las caídas del toro y el amaneramiento de torear sin el estoque por ambos lados, seguramente buscando una supuesta “mayor naturalidad” que contrasta con la menor bravura y fuerza, dignidad en el juego del toro al que, pese a torear largo y ligado en un momento, pincha.

Luego vendría el cuarto.

A la postre el primero de dos que se resisten a caer a la arena.

El tancredismo, casi necedad del extremeño, no le viene bien a un toro que ha metido la cara desde salida y que, tras frenar en banderillas donde Curro Javier, fenomenal, brinda aire, distancia y alivio en los capotazos, requiere necesariamente andar con él, para adelante. Esto es algo que a Perera le parece menor que quedarse quieto. Él está a gusto estático, haciendo que se mueva el toro más no la emoción.

Desgraciadamente, todo lo templado que está en su primero, deja de estar con este cuarto que pide espacio, perderle un paso y la media altura con salida al frente pase a pase, como le engancha en uno clave con la izquierda, la cosa se difumina.

Para mal de todos y desconsuelo de unos cuantos.

Recuerdo el famoso poema de Robert Frost, “El Camino No Tomado”

La “total diferencia” de la tarde la marca Juan Pablo Sánchez.

Precisamente por no tomar el camino más recorrido últimamente -el tancredismo estéril- Juan Pablo Sánchez ha sacado de sus toros lo que estos negaban, lo que parecen no tener. Esta vez torear, además de ser el ejercicio de imposición ha sido de convencimiento, del torero y del propio toro de sus posibilidades.

Así, Sánchez evita excederse con el capote, apenas palpa la embestida y la conduce personalmente en el segundo tercio con temple, previo a tomar la muleta ante un toro débil pero con apenas un tranco más que el anterior. Juan Pablo lo siente así de salida primero abajo y luego a media altura.

Y la largueza aparece.

Justo cuando el toro está entre ser y no, Sánchez le lleva largo, le encela, primero en los medios y después fuera de la segunda raya. La muleta manda y apenas le alcanza, habrá sido tres veces, al final de las suertes, los naturales largos aunque la tanda se interrumpe por el toro. Que entonces se frena y Sánchez, con mucha serenidad de pies y ritmo en las muñecas, acorta distancias para que, con despaciosidad, sobrevengan los derechazos, las dosantinas y el extremo de la capetillina en redondo, dos veces.

Con la plaza que se entrega.

Porque el torero se entrega también a plenitud.

Y la faena prosigue, al extremo de engolosinar a Juan Pablo que tras los últimos muletazos con la derecha hay un momento en que el astado queda igualado pero en la suerte natural, cambia el terreno y Sánchez pincha. Cosa que empeoraría con su segundo. Si algo puede marcar, para muy mal, esta generación torera es su pésimo manejo del alfanje.

Más ante un encierro que desespera por débil y manso y exaspera al personal y a los toreros por tan poco quizá nulo fondo además con demasiado poca emoción, esto, como aficionado, es lo peor. Y luego se reprocha que la Afición no vaya. A cada intento de ligazón los toros dicen no, lo hacen de la peor forma, retrocediendo o, incluso, a traición como ese quinto, el de más cabeza y de peores ideas, tirando el cabeceo y levantando los pies de Juan Pablo Sánchez.

Como una terrible osadía.

Que además, tras iniciar abajo con la muleta, obliga a explorar, a jugársela a Sánchez, porque regatea, cabecea y se niega a embestir. Entonces surge la emoción, no por el toro sino por el mérito de explorar en aguas profundas, donde se venir puede la cornada o naufragar fácilmente por falta de capacidad.

Sánchez puede y se impone con los derechazos, pisando el terreno, sin ventajas y exponiendo el cuerpo y el prestigio, por ello, los naturales, dos tandas ambas con cambio de mano, muy coreadas y completas que se interrumpen por una voltereta sin consecuencia. Aquí el hidrocálido vuelve para imponerse de nuevo con toda la raza y la casta que no tiene el toro, en nuevos naturales y derechazos que quizá sobran.

Porque la listeza, casi malicia, del toro se acentúa.

De nuevo en la suerte contraria, pincha hasta el hastío, hasta la incapacidad, hasta cambiar las cañas por lanzas, casi injustas del tendido pero realistas de la situación del toro que, aunque manso, hay que matarle bien.

Sánchez cambia las palmas por los pitos.

Mientras que Silveti, cambia la suerte por la frustración de cada año.

Sin plan ante el manso tercero, lo quiere cambiar de terreno al inicio con la muleta y acaba en el mismo sitio. Y con los dos toros de mayor poder con la muleta Diego simplemente retrocede, no manda sus pies no terminan por serenarse, su brazo por mandar y el tercero, que hace una lidia donde vence a las cuadrillas al imponer su terreno, lo deja sin recursos.

Y el sexto, simplemente el mejor.

De caer en otras manos…

Lo mismo de siempre: el toro bueno en las manos menos capacitadas, el cambiado en los medios de inicio y su golpe de efecto, el toro que embiste y al torero que le enganchan, sin dejar la sonrisa pero perdiendo la confianza de la gente.

Pinchazo y frustración.

Quien venga a cambiar esto debe empezar por el toro, si es la de Los Encinos, que sea seria y para bien. Quien venga a cambiar la actitud debe hacerlo con la espada y por lo alto. 

Pero que no se diga que la Afición no está ahí, si esta, el problema es que esta se encuentra constantemente frustrada. 

¿Será que la historia de esta corrida refleja lo que la Afición no quiere? Ni mansos ni pinchazos…

Nuevamente solo nos queda la espera… la eterna espera del toreo.

Texto: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza México. Temporada Grande 2016-2017. Domingo, Enero 22 de 2017. Décima Primera de Derecho de Apartado. Menos de Un Tercio de Plaza en tarde muy agradable y soleada, sin viento molesto.

6 Toros, 6 de Montecristo (Divisa Verde, Obispo y Oro) Mal presentada por desigual, esmirriado y estrecho el anovillado tercero, no debió siquiera embarcarse. Muy retacados primero, cuarto y sexto. El segundo estrecho aunque con cara y muy cabezón el chico quinto. Flojos y débiles en general, así como descastados. Destaca el lidiado en cuarto lugar, junto al sexto, único que soporta la lidia a pie. Mansos y descastado el resto, con peligro por pitón e izquierdo el quinto.

Miguel Ángel Perera (Sangre de Toro y Oro) Silencio tras Aviso y División. Juan Pablo Sánchez (Malva y Oro) Saludos y Pitos. Diego Silveti (Purísima y Oro) Palmas y Silencio.

Al finalizar el Paseillo se guarda un minuto de homenaje en memoria del ganadero Juan Huerta Ortega fallecido este fin de semana. Descanse en Paz.

Buen tercio de varas a cargo de César Morales ante el sexto. Fenomenal bregando Curro Javier, siempre templado con el cuarto. Destaca en banderillas durante el segundo tercio del segundo turno, Alejandro Prado y Marco Dones ante el cuarto. Medroso y ventajoso, banderilleando mal, Juan Ramón Saldaña ante el tercero.

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Así venció y convenció Juan Pablo Sánchez en la dosantina al segundo de la tarde. FOTO: Edmundo Toca.

Una respuesta a “La Constante Frustración – Reanuda La México con Mansos y Pinchazos.”

  1. Siguen dándose los pésimos encierros carentes de bravura y fortaleza y los señores ganaderos??? no hay ninguno qué reconozca que han desaparecido para siempre en sus dehesas, lo que el toro de lidia tenía por naturaleza: ¡B R A V U R A P R I M I G E N I A!

    Es imperdonable que esos ganaderos que solos y con los clásicos periodistas a sus órdenes, se den “coba” argumentando, que que es mucho el trabajo que ellos hacen por buscar un toro de excelencia y que el aficionado no valora pues, como va a aplaudir el aficionado esos despreciables productos débiles, inválidos y descastados que están los dizque ganaderos, lanzando al mercado.

    No en balde, los aficionados peruanos, han dicho a los cuatro vientos, que no quieren saber nada del toro mexicano para su festejos anuales en la plaza de Acho. Y en esa plaza que está a tres mil metros de altura, ningún toro se cae y aquí en la CDMX, que está a dos mil metros de altura, los bovinos “mexicas” ruedan como canícas por la arena en suma; son una vergúenza, los toros de lidia mexicanos de la actualidad.

    De los toreanderos del domingo pasado, me quedo con Juan Pablo Sánchez.

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