El Diluvio que Vino – Paso al Frente de Diego Emilio pese Azote Pluvial.

Diego Emilio somete con la derecha a “Guardián” de San Antonio de Triana. Foto: Humbert.

Justo cuando la tarde ha calentado su emoción, cuando se palpa que el encierro puede caminar, la llegada del diluvio, de un chaparrón inmisericorde deja en puntos suspensivos la novillada que cierra el casi interminable Agosto. Al borde de la oreja por su falla con el estoque queda Diego Emilio, mientras que Edgar Badillo se estrella delante de un débil novillo y el debutante Luis Cuellar se estrella con el agua y su propia imposibilidad.

Por: Luis Eduardo Maya LoraDe SOL Y SOMBRA.

Suele decir y con toda razón Bardo de la Taurina: “Los toreros cuentan con una sola oportunidad en la Plaza, el segundo toro del lote que matan realmente es un regalo.” Es cierto.

Ayer tal principio taurino se hace bueno.

Porque cuando Luis Miguel Cuéllar, fuera de toda forma torera, impresentable, lejos de parar pies y siempre brusco en los toques, finiquita el novillo de su presentación en La México, el diluvio ha no solo llegado, sino que se estaciona en Mixcoac violentamente.

Recuerdo lo que apuntamos aquella tarde de Enero de 2012 cuando la corrida de Arroyo Zarco apenas alcanzó a lidiarse: “Agua, agua… para no lidiar el toro del Cutzamala” pero también rogábamos: “nunca en domingo” De bruces nos vamos, estrellados y contrariados por no poder conocer cual era el final de la tarde.

Gris e inundado de lluvia en su remate, contrasta con el inicio a pleno sol, a arena mojada y principalmente a ilusión a tope.

Tal como demuestra el gesto de Edgar Badillo.

El que abre festejo muestra estrechez de sienes, clara falta de remate en los cuartos traseros, no obstante, trae el pitón blanco, simétricas astas y largueza al embestir de inicio. El novillero zacatecano comienza con aseo en el lance natural y prosigue tras puyazo algo trasero en dos chicuelinas de las cuales sale desarmado con el burel descuadrado. Acusa de inmediato alguna lesión, quizá por lo mojado de la arena, para que algunos levanten la cara hacia la Autoridad.

Pero, ya sabemos, al toro mexicano hay que esperarle, algo casi siempre le hace sobreponerse incluso de tropelías o de su flojo paso en banderillas. Badillo toma los palos y cita para la galería con poco temple en la ejecución de las suertes ante el novillo muy a menos y del que queda saber si lo rescatará la bravura… o el temple.

El inicio arriba, ayudándose con ambas manos y alternando perfiles mantiene al astado en pie porque demanda pulso, suavidad, precisión y virtudes que no abundan generalmente. En los primeros derechazos, Edgar Badillo adelanta y la tanda es brevísima. Por ello, al tomar la muleta con la izquierda, el público le corea con justicia pues tira y completa el pase natural para rematar con el de pecho.

En torera escena.

Prosigue. Y espera al novillo no fuerza y tersa la mano torea en la siguiente tanda. Justo cuando crece la expectativa, Badillo comienza a notar que el toro flojea y su pulso ataca más de la cuenta en el cite, pese a arrojar vuelos y salir antes de la suerte en los remates abajo. Ante la falta de fuerza, la intermitencia del temple no termina por hacer recuperar las fuerzas al cornudo y la cosa no remata.

Pinchazo en la suerte contraria pese a lo humillado del novillo antecede al silencio.

Y a la emoción.

Todo lo que hace Diego Emilio, da la impresión incluso fuera de la cara del toro, lo tiene. Será porque su toreo es tan sincero como la plata –ya decíamos la semana pasada- que borda la seda gris de su terno. O el compás de su verónica. Así recibe a “Guardián” con el zacatecano e irrenunciable tipo de la casa en su fina estampa. El novillo de largo y el hidrocálido en despliegue franco de tela rosa pega tres lances.

Solo Dios porque no sigue a la verónica hasta la boca de riego. Cambia el manto capotero por la manida chicuelina, no obstante su frescura y tino que con toda soltura remata con airosa rebolera.

Sin atadura alguna, Diego Emilio se va a los medios, el puyazo ha sido breve y el novillo empuja abajo. Por ello, a pleno sol, mecha encendida y fulgurante, el cite a larga distancia trae las gaoneras a pies juntos, verticalísimas, la tercera en quietud y el remate en amplitud torera.

Emoción indubitable.

Juan Domingo Argüelles, bien lo dice, “Poesía sin emoción está condenada al olvido” Será difícil olvidar este quite. Malamente, la cuadrilla, incapaz y vacilante, olvida hacer que el toro no progrese en banderillas, se afloja y reserva, echa la cara arriba pese a la brevedad del tercio.

Brindis general.

Pies juntos bajo montera y la medicina perfecta llega para el novillo que vacila entre el burladero de la Porra y la Puerta de Cuadrillas. Casi en la boca de riego, cinco ayudados por alto y con la zurda el de pecho hasta el cielo rematado. Para la primera tanda Diego Emilio hace lo que de él se espera, el novillo va largo y el traza tres derechazos largo, recuesta sobre la propia suerte y extenso, templado es el remate.

Creciendo prosigue.

Baja la mano con la derecha y de nuevo los tres primeros hacen vibrar pero el cuarto, tan necesario no llega pues el novillo hace a Diego Emilio anticipar el remate al comer terreno, hay algo después de los segundos y terceros muletazos que impide que el torero conjunte en mayor cantidad las tandas, no obstante, martinete y rodillazo mantienen el interés tras nuevo forzado de pecho.

Será que hace falta un toque o ganarle un paso al novillo que vende caro proseguir sobre la tanda luego del tercer muletazo. De ahí que enmiende el cambio de terreno a los medios y a cambiarse a la izquierda de nuevo empapa al inicio del cite pero el novillo, que prende su embestida al ver la muleta cuadrada, aprieta en demasía para dejar la tanda inconclusa…

La protesta del novillo es clara pero también importantes son los inicios que tiene de cada tanda como también los muletazos del torero. Diego Emilio está en el punto de romper y pronto ocurrirá. Mientras tanto, sus derechazos finales y sus manoletinas despiertan emocionadamente una faena que solo un desplante censurado exageradamente y un pinchazo tienen como mácula.

Luego la estocada entera. Y otro detalle.

Qué no habrá “esquina” suficiente para decirle al torero que no se toma una ovación o trofeo alguno hasta que no sea arrastrado el burel. Preguntamos esto puesto que el arrastre es el reconocimiento póstumo, casi un código entre beligerantes que hay que respetar.

Tal como no lo hace el clima que apenas termina de saludar Diego Emilio y azota la Monumental, primero en remolino, luego a ráfagas, chubasco, viento cruzado, inundación, oleaje y demás características propias de la antigua Ciudad lacustre.

Dicen que el torero no ha de temblar nunca, nos recuerda Juan Sánchez Vigil: “Ser torero//una pasión que se lleva en el alma.//Ser torero//una sensación que a veces espanta”. Ayer no aleja al diluvio, cierto. Ni por asomo.

Por ello, cada que se toree es y hay que verle como la oportunidad, el único espacio que puede tenerse para mostrarse y no pincharla.

Que cuando la pañí ataca…

Twitter: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza México. Temporada de Novilladas 2014. Domingo, Agosto 31 de 2014. Séptimo festejo de Temporada Chica. Menos de un cuarto de plaza en tarde cielo soleado durante los dos primeros turnos y terrible, inmisericorde, ventoso e implacable aguacero que da al traste con la novillada a la postre suspendida.

3 Novillos, 3 de San Antonio de Triana (Morado y Blanco) Dispareja en presencia, el primero sin remate y sin fuerza, a punto estuvo de inutilizarse tras el primer tercio. Destaca el segundo por su importante inicio no obstante no termina por romper al final. El tercero ha tenido voluntad para embestir por bajo en varios momentos sin que fuera aprovechado cabalmente.

Edgar Badillo (Obispo y Oro) Silencio. Diego Emilio (Gris perla y Plata) Fuerte Ovación con Saludos. Luis Miguel Cuellar nuevo en esta Plaza (Marino y oro) Silencio.

La Autoridad tras abrir un compás de espera de quince minutos arrastrado el tercero, determinó correctamente suspender el festejo al quedar el ruedo absolutamente inundado sin que pareciere posible la continuación por la tremenda cantidad de agua que se ha vertido sobre la Monumental.

2 respuestas a “El Diluvio que Vino – Paso al Frente de Diego Emilio pese Azote Pluvial.”

  1. En resumen un mal festejo. menos de un cuarto de plaza y si le caben 41,000 personas sentadas hacen alrededor de cinco mil los que fueron.
    y cuantos de ellos salieron complacidos?

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